Durante su nacimiento e infancia, Krishná pertenecía a la familia real de los Iadus, de la dinastía de la Luna. Como su tío Kamsa, quien era primo de Devakí y tirano del reino de Vrishní, fue avisado por el sabio Nárada Muni, de que moriría en manos de un hijo de su hermana la princesa Devakī con su esposo Vasudeva (un noble de la corte), Kamsa la encarceló y uno por uno fue matando a todos los hijos que nacieron de ella. El séptimo hijo, Balarama, escapó de la muerte al ser transferido desde el útero de Devakī (encarcelada) al de Rójini (esposa no encarcelada de Vasudeva, que no tenía contacto con Vasudeva desde hacía varios años). Como octavo hijo se encarnó Visnú, en la forma de Krishná. Para sustraerlo de la muerte, su padre lo sacó milagrosamente de la celda y lo llevó hasta Vrindavan (a 10 km), donde lo reemplazó por una bebé que acababa de alumbrar una mujer del pueblo, Iashodá. Regresó a la celda, donde la hija de Iashodā, que en realidad era la energía material de Krishná, conocida como Durgá, se dio a conocer ante Kamsa y le advirtió que el hijo que habría de matarle ya había nacido y que él nada podría hacer contra eso ya que los planes de Visnú jamás son frustrados. En la casa donde quedó Krishná, ya había un bebé, que sería su hermano mayor, Balarama.
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